La alta concentración de inmigrantes en San Cristóbal de los Ángeles no constituye, de forma general y exclusiva la causa de su degradación, sino la consecuencia. El déficit de equipamientos e infraestructuras y de accesibilidad y la degradación general que sufre, urbana y socialmente son producto del abandono secular por parte de la administración, y como una consecuencia lógica hace que se abaraten los inmuebles y se conviertan en la planificación urbana del abandono institucional de estas zonas. El único refugio para familias modestas con escasos recursos, como es el caso de lo inmigrantes recién llegados que carecen de los apoyos económicos necesarios.
La llegada numéricamente significativa y concentrada de población extranjera en un lapso de tiempo relativamente pequeño ha regenerado problemas específicos que, se manifiestan principalmente en términos de desbordamiento o de falta de equipamientos, de desabastecimiento, o de manifestaciones del desarraigo. Barrios periféricos que surgieron precisamente para alojar los contingentes de los fuertes movimientos de población de las décadas de los cincuenta y sesenta, por lo que no es de extrañar que sea en ellos en los que estos problemas se viven ahora de manera más aguda. Barrios como San Cristóbal han recibido su población en pocos años y ello explica, en buena parte, su situación actual.
Se percibe, como ha ocurrido anteriormente en otros países de más tradición en inmigración, que los primeros inmigrantes que llegaron se encontraron con una sociedad de acogida muy agradecida que les daba sanidad, educación y servicios, pero sus hijos se sienten muy rechazados porque ven que sus padres no han prosperado en esta sociedad y que ellos tampoco lo van a hacer, y el sentimiento de rechazo hacia esta sociedad es muy fuerte. Más allá de la miseria cultural, una auténtica miseria hace estragos en los barrios y esta frustración está alimentando la violencia larvada que tarde o temprano aparecerá como una consecuencia lógica del abandono institucional.
La llegada numéricamente significativa y concentrada de población extranjera en un lapso de tiempo relativamente pequeño ha regenerado problemas específicos que, se manifiestan principalmente en términos de desbordamiento o de falta de equipamientos, de desabastecimiento, o de manifestaciones del desarraigo. Barrios periféricos que surgieron precisamente para alojar los contingentes de los fuertes movimientos de población de las décadas de los cincuenta y sesenta, por lo que no es de extrañar que sea en ellos en los que estos problemas se viven ahora de manera más aguda. Barrios como San Cristóbal han recibido su población en pocos años y ello explica, en buena parte, su situación actual.
Se percibe, como ha ocurrido anteriormente en otros países de más tradición en inmigración, que los primeros inmigrantes que llegaron se encontraron con una sociedad de acogida muy agradecida que les daba sanidad, educación y servicios, pero sus hijos se sienten muy rechazados porque ven que sus padres no han prosperado en esta sociedad y que ellos tampoco lo van a hacer, y el sentimiento de rechazo hacia esta sociedad es muy fuerte. Más allá de la miseria cultural, una auténtica miseria hace estragos en los barrios y esta frustración está alimentando la violencia larvada que tarde o temprano aparecerá como una consecuencia lógica del abandono institucional.
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