lunes, 19 de junio de 2023

Macro Mad Cool



Según un estudio de IPG Mediabrands los macrofestivales se han convertido en una de las importantes industrias turísticas y de ocio en España, como demuestran sus cifras: el sector facturó 459 millones de euros en los más de 900 eventos de este tipo que se celebraron en el año 2022.


¿Qué pasa si sólo analizamos estos datos desde un punto de vista exclusivamente económico, sin tener en cuenta el retorno social?
El Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad tienen que replantearse si es acertada o no la forma en la que se está planteando el desarrollo de una Cultura Musical en Madrid y concretamente en Villaverde, basada en los Macroconciertos.


Es necesario estudiar el impacto social que genera este tipo de festivales, ya que únicamente se analiza el punto de vista económico, sin tener en cuenta qué retorno positivo tienen los vecinos de la ciudad o si por el contrario sólo se perciben molestias, degradación y ruido.


En el caso de Mad Cool, como en otros eventos similares, las celebraciones "culturales "multitudinarias no enriquecen ni culturalmente, ni económicamente a los barrios donde se celebran, porque no están pensados para ellos, sino que están pensados al nivel de ciudad, donde los beneficios macro, se diluyen y se ven menos al concentrarse en pocas manos y en los organizadores de los eventos.

Una apuesta Cultural sincera y comprometida tendría que haber empezado por construir un continente amigable para estos eventos.
Una Cuidad de la Música integrada realmente en el entorno, un espacio artístico referente, abierto, creativo y verde, un espacio de desarrollo cultural, que fomente la creación de bandas musicales y de locales de audición, un punto de encuentro social y de transformación para VillaVerde.
Pero el Ayuntamiento ha optado de forma arriesgada, por la improvisación creando un sistema de "cooperación" institucional, apoyando Mad Cool Festival, como único motor referente que creara no se sabe muy bien, unas sinergias que atraerán distintas actividades relacionadas con el espectro musical.


Desde un punto de vista de la ciudadanía y del retorno positivo local, que de este tipo de eventos se percibe, sólo se aprecian molestias y degradación de unas zonas, ya de por si en declive social, ambiental e industrial y que estos festivales solo son una máquina de cobrar subvenciones a fondo perdido y financiarse a través de dinero público, una forma de enriquecimiento limitado a ciertos estamentos y multinacionales.
Todo ello muy poco cultural por cierto.