jueves, 1 de noviembre de 2018

Cotorra de Kramer

Contra la plaga de las especies invasoras, como lo es la Cotorra de Kramer, considerada como una de las 100 peores especies invasoras de Europa, no existen ni soluciones científicas ni plan B.
Una vez demostrada que son una agresiva amenaza para la biodiversidad y el correcto equilibrio entre los ecosistemas, causando además, en muchos casos, problemas de salud pública y graves impactos económicos.
Sólo queda una vía de acción posible, erradicar totalmente la plaga, (eliminándolas dramáticamente esterilizando individuos y eliminando de forma indolora a los sujetos enfermos y portadores de enfermedades)lo que supone eliminar a la especie invasora y sus impactos, restableciendo o permitiendo la reversión a las condiciones de los ecosistemas previas a la invasión.
El resultado de la invasión de la cotorra de Kramer en parques y jardines madrileños ha demostrado ser desastroso, para todas las especies autóctonas, las cotorras, al ser especies tan agresivas, desplazan a los habitantes autóctonos, pájaros insectívoros como verderillos, jilgueros, gorriones o incluso a pequeñas rapaces como los cernícalos y a los murciélagos, destruyendo un nicho muy importante en la lucha contra el control de insectos perjudiciales como pueden ser los mosquitos o moscas (incluida la mosca negra y el mosquito tigre).
La única forma de gestionar de una manera eficiente su proliferación, es con un control físico directo que incluya el uso de fuerza letal hacia la especie invasora, o sea su eliminación mediante disparos. Experiencias previas en otros lugares de la geografía tanto española como europea, han mostrado cómo el empleo de acciones menos impopulares como son los desnides, la esterilización o el trampeo de individuos no son efectivos a la hora de reducir las poblaciones de esta especie de forma significativa.
Esta alternativa aunque drástica evita el sufrimiento a largo plazo de los individuos identificados como una plaga y es la acción mas correcta si se pretende preservar la biodiversidad. Es preciso adoptar una óptica que se centre en las especies y dejemos de pensar con argumentos buenistas en el individuo concreto.


Comunicado Kramer,