Las peores, las mas terribles grietas que se abren en los barrios de los arrabales, no son en los endebles edificios, enfermos de aluminosos y abandono, las peores son; las grietas del alma de los pobladores de nuestros barrios, que ven, que vemos, como nuestros testimonios diarios caen en el saco sin fondo de los políticos, y como las promesa incumplidas crecen al mismo son que las basuras, y cuando la inseguridad se apodera de las calles al caer la tarde, los vecinos se repliegan a sus hogares y cierran puertas y ventanas al entorno hostil que les rodea, antaño acogedor y familiar, hoy extraño y frio. Son tiempos dificiles de paro y escasez. La solidaridad es una palabra, tan gastada que ahora solo se guarda para los conocidos, los pobres de siempre, no se puede llegar a tantos necesitados que pueblan los barrios, y yo mañana puedo ser uno de ellos; silencioso, con el cuerpo y el traje arrugado, sentado en una esquina, aguantando la helada...
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